viernes, 28 de enero de 2011

EL CANTO DE LA AURORA




Desde hace siglos, en diferentes pueblos de la Región de Murcia, el amanecer se adviene sobre la tierra mecido por la música. El canto de los hombres se mezcla con el azahar. Se llaman auroros. En diferentes fechas del año, caminan con una vieja campana de mano y un farol. Aún al alba, se reúnen frente a la puerta de la iglesia y, tras un Ave María compartido con la escarcha, levantan salves por el aire.

Cantan mientras amanece. Y rezan, de casa en casa, por las sendas de la huerta; acequias, carriles, bancales, limoneros, apenas iluminados por un farol que poco a poco, va aminorando su potencia, cediendo ante la presencia inminente del sol. Y su voz. Y la luz…

Así amanecía en la huerta. Así, a veces, deberíamos recordarlo.



El siguiente poema ha sido escrito por el hijo del hijo de uno de esos hombres, testigo partícipe, él también, de aquel ritual en sus años mozos: Las despiertas, inmenso caudal rítmico y melódico, telúrico y luminoso, recibido desde las gargantas entre la penumbra de los huertos.



Vertido en su propio destino, ofrece su palabra en homenaje, donada la voz a la tierra en que le parieron, amasada desde el amanecer por un canto.








AUGURIOS



Tres golpes

De madera



Ave María Purísima


Uno

Tras

Otro


No ha muerto el alba


Secos

Duros


Contra la puerta de la iglesia



Dios te salve

Dedos en cruz

Sobre la frente


Ave maría
Ave purísima


Silencio

Cántico

Amanece



Rezuman las gargantas oxidadas

Proclaman sobre el vaho su relieve

Incitan al aroma del rocío

Cumplida su misión desvanecerse

Haciendo canto al caminar

Rezando entre el azahar de los naranjos

Evanescente la luna

Destila su mosto despacio



“Dios te salve virgen pulcra

Emperatriz de la aurora”



Una plegaria deslumbra

A esos hombres que te honran



Ave María

¿Se canta o se reza?



Se reza,

Se canta

Se vive,

Se vela…



Quema el aire y sangra hielo

Derritiéndose la escarcha

Canto de paso firme



Luto

Farol

Campana


La oscuridad en declive


Azahares

Brisas

Calma



Ave María

- Silencio…



Concebida sin pecado

Con saliva sin recaudo

Queda un eco tras el alba

Ha comenzado a tañer

Lento, húmedo el azarbe

Inmarchitable del alma.

Siglos por siglos

Amén



Dios guarde desde su herrumbre

El dolor de las campanas.





Fragmentos del poemario "Auroras", de Pedro J.G. Gambín



Para saber más sobre Los Auroros visitar su págna web:

                                                        http://www.auroros.com/






2 comentarios:

  1. Este canto de los auroros me lleva a un pasado remoto, profundo. Sale como de las entrañas de la tierra. Escucharlo es como ver el encuentro entre la saombra y la luz. Es sentir el amanecer. Gracias por decirlo y hacerlo tan bién.

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    1. Es origen. La experiencia de presenciarlo en vivo, va más allá de los sentidos, y por ellos algo nace desde dentro, una especie de música silenciosa, o silencio luminoso, un ámbito de claridad remoto,telúrico, donde vibra la membrana de la razón y del espíritu.

      Es un poema muy especial para mi, me satisface mucho poder compartirlo.

      Gracias a ti.

      Un abrazo

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